La ausencia de cualquier distinción entre los grados de abertura vocálica será completamente excepcional; dos grados están bien atestiguados en árabe clásico, por ejemplo, aunque no son frecuentes; tres grados han de considerarse, parece, como la norma; cuatro grados no son raros, pero difícilmente son muy estables; puesto que hay menos espacio en la zona posterior que en la anterior, allí son de esperar menos distinciones; y este es el caso de sistemas bien atestiguaclos como el del francés del siglo diecisiete; más de cuatro grados no es probable que persistan como tales, porque las unidades próximas son capaces, en tales sistemas, de distinguirse por otros medios que el de la mera abertura. (p. 110)
- Martinet (1976)